Plásticos en el menú
Por Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana Perú*
Múltiples estudios revelan la presencia de minúsculas partículas plásticas, denominadas precisamente microplásticos, en el agua embotellada, la cerveza, la miel de abeja, la sal, así como en peces y mariscos.
En los últimos meses el tema ambiental predominante ha sido la contaminación por plásticos. Esto se debe en buena medida a la atención mediática hacia sucesivos descubrimientos científicos que demuestran el impacto del plástico en el ambiente. Hoy en día prácticamente todos estamos al tanto de los animales que mueren atrapados en redes a la deriva, pero sobre todo de los que mueren asfixiados o atragantados con pedazos de bolsas o plásticos diversos.
Conforme la atención pública ha ido en aumento nos enteramos de que el plástico que descartamos ya está de vuelta en nuestras mesas. Múltiples estudios revelan la presencia de minúsculas partículas plásticas, denominadas precisamente microplásticos, en el agua potable y embotellada, la cerveza, la miel de abeja, la sal, así como en peces y mariscos. La gran mayoría de microplásticos se generan por la lenta, pero segura fragmentación de la basura plástica en trozos cada vez más pequeños.
De esta manera, el plástico ha pasado a convertirse en un tema de salud pública. Si bien aún no contamos con evidencia inequívoca de su impacto en nuestro organismo, no se descarta que el plástico tenga consecuencias negativas al ser ingerido por su capacidad de almacenar y liberar compuestos químicos tóxicos.
Del mismo modo, no es casualidad que nuestro Congreso esté en vías de aprobar una ley que conllevaría la disminución paulatina de las principales fuentes de basura plástica que contaminan nuestros ríos y costas. Lamentablemente se está dilatando la discusión de la norma, en buena medida por los intereses de un sector de la industria que insiste en priorizar sus estados de cuenta por encima del bienestar ciudadano y ambiental.
Existen numerosas iniciativas desde la sociedad civil y del Gobierno a través de campañas de educación pública dirigidas a reducir nuestro consumo de plástico, sobretodo el que se usa una o pocas veces y luego se descarta como las bolsas, sorbetes, envases de tecnopor que se entregan en los mercados y en diversos establecimientos.
Reciclar no es suficiente
En buena medida, el problema de la basura plástica es complejo y requiere del accionar conjunto de ciudadanos, sector privado y público. El reciclaje, aunque importante, no es una medida eficiente para prevenir la contaminación plástica. Según datos del MINAM menos del 0.3% del plástico desechado se recicla lo cual equivale a afirmar que de cada 100 botellas de refresco echadas a la basura apenas se llega a reciclar la tapita de una de ellas.
Buena parte de la solución a este problema pasa por reducir de manera significativa nuestro consumo individual de plásticos. Además, es preciso que los gobiernos mejoren sus estrategias de manejo de residuos sólidos y que asignen los recursos necesarios para implementarlas. Treinta y cuatro rellenos sanitarios municipales en todo el país son insuficientes para atender las necesidades de procesamiento de nuestros desechos. A ellos se suman más de mil cuatrocientos botaderos informales que no aseguran la disposición final segura de los residuos y que continuarán siendo fuente de basura plástica.
El sector privado tiene gran parte de responsabilidad y debería preocuparse por el destino final de los empaques de plástico con los cuales comercializa sus productos. Iniciativas que premien la recuperación de estos o que incluyan el costo de su reprocesamiento son solo algunas de las políticas corporativas que deberían impulsar. Ya hay algunos avances, pero se requiere mayor ambición e interés legítimo en solucionar el problema.
La gran mayoría del plástico que hemos fabricado aún está con nosotros y seguirá acompañándonos. Debemos reducir la producción y consumo de plásticos pues de persistir esta situación estaríamos condenando a nuestros descendientes a vivir un futuro no solo más caliente sino además tóxico y peligroso.
*Oceana es la mayor organización internacional dedicada exclusivamente a la conservación de los océanos. Oceana está recuperando los mediante políticas basadas en la ciencia, conoce más en peru.oceana.org