Alimentar a un mundo que tendrá 9 mil millones de personas para el 2050 será uno de los grandes desafíos del siglo para la humanidad, ya expuesta a los efectos del cambio climático, la incertidumbre económica y financiera, y la creciente competencia por los recursos naturales.
Se estima que la producción de alimentos deberá incrementarse en 70% para mantener el ritmo del crecimiento demográfico, pero el territorio disponible para la agricultura no le sigue el paso, la porción de tierra arable por persona disminuyó 40% entre 1962 y 1998.
La otra gran despensa del planeta, los océanos, tienen el potencial para alimentar a 700 millones de personas cada día, pero no son considerados como vitales para afrontar la crisis alimentaria que nos espera. ¿Por qué?
Debido a la sobrepesca las faenas son cada vez menos fructíferas: La pesca mundial alcanzó su punto máximo en 1988 y desde entonces ha ido en descenso.
El informe SOFIA 2016, considerado la referencia sobre el estado de las pesquerías a nivel global, configura un amenazador escenario. El reporte, realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), publicado este julio, confirma la tendencia de los últimos años: el 89,5% de los stocks mundiales están plenamente explotados o sobrepescados. El incremento de este último grupo ha pasado del 29% al 31% respecto al informe del 2014 y un tercio de los peces con valor comercial están en esta categoría.
Estamos acabando con una valiosa fuente de proteína. En lo que va del siglo, se ha registrado un incremento del 20% en el número de stocks pesqueros en estado de sobreexplotación.
A estos datos reportados por los Estados a la FAO, hay que sumar un 30% de pesca adicional que no es declarada de forma oficial. Solo en el 2010, la captura mundial ascendió aproximadamente a 109 millones de toneladas, superior a los 77 millones reportados oficialmente por más de 200 países y territorios. Esto supone 32 millones de toneladas de pescado no declaradas al año.
Salvar los océanos puede alimentar al mundo
Los mares pueden volver a llenarse de vida con decisiones políticas responsables. Video: Oceana
Los peces son recursos renovables con una alta capacidad de reproducción. Muchos países ya han aprendido cómo mantener sus pesquerías ricas y abundantes: evitando la sobrepesca mediante el establecimiento de límites de captura, aminorando los volúmenes permisibles de la pesca incidental, -especies pescadas de manera accidental en faenas que tiene como objetivo otros recursos-; y protegiendo los hábitats.
Existen muchos ejemplos de mares que están incrementando su productividad mediante medidas de manejo basadas en la ciencia.
En Japón, proteger los hábitat clave de la pesca de arrastre, aquella que destruye los fondos marinos; ha incrementado la pesca del cangrejo de las nieves en 240%. En Noruega, la prohibición del descarte de pesca incidental permitió que el bacalao en el noreste del Ártico incrementará 18% por año. En Kenya, el veto a las redes de mallas finas aumentó en 60% las ganancias y brindó alimento para las familias pesqueras más pobres.
- ¿Cómo vamos en Perú?
Aunque en los últimos años el Perú ha avanzando con medidas como el establecimiento de cuotas de captura para la pesquería industrial de anchoveta, cierre de zonas de pesca por alta cantidad de peces que aún no han alcanzado la etapa reproductiva, tallas mínimas para las especies comerciales y periodos de veda para especies como el perico, conchas negras y de abanico, aún queda mucho por hacer.
La legislación peruana no incluye el concepto de sobrepesca o la categoría de sobreexplotado en la clasificación de sus recursos pesqueros.
Esto nos lleva a la inacción ante los declives de recursos claves frente a nuestras costas, ya que no existe una categoría que sirva de alerta o el requerimiento de tomar medidas concretas para revertir la situación. Como máximo, solo se puede señalar que una población marina se encuentra plenamente explotada, es decir, que ya llegó al punto máximo de extracción.
En consecuencia, no existe información actualizada o medidas de manejo suficientes para gran parte de los principales peces que se consumen en el país, a pesar de los indicios de sobreexplotación que muestran especies de alta demanda como el lenguado, corvina, entre otros, que cada vez son más costosos y difíciles de encontrar.
“La sobrepesca eliminará de nuestros platos el pescado marino que consumimos a diario entre ceviches y otros platos, además de ser fuente de trabajo e ingreso para 250 mil familias peruanas", apunta Patricia Majluf, vicepresidenta de Oceana en Perú.
Perú tiene uno de los mares más productivos del planeta, si establecemos medidas de manejo basadas en la ciencia podemos incrementar la pesca mundial de forma significativa, brindando alimento para más peruanos y asegurando el trabajo de 250 mil personas que dependen de la pesca en el Perú.
Artículo original publicado el 18 de julio en Revista Velaverde